CRUZ-DIEZ EN BLANCO Y NEGRO – EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA

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CRUZ-DIEZ EN BLANCO Y NEGRO

Fotografías de 1960 a 1966

Tendremos el placer el jueves 14 de septiembre, inaugurar la exposición de fotografías tomadas por el maestro en París y otras ciudades europeas durante los años 60. La inauguración tendrá lugar en la Alianza Francesa, hasta el 14 del octubre del 2017.

“Carlos Cruz-Diez es mundialmente reconocido por su obra artística dedicada al color y por sus aportes a la comprensión de los fenómenos cromáticos en el mundo del arte. Sin embargo es también un hombre polifacético que junto al desarrollo de su obra como artista ha realizado múltiples trabajos y proyectos en áreas como el diseño, la ilustración, el cine y la fotografía. Ésta última lo ha acompañado desde muy temprano y a lo largo de toda su vida, por lo que su trabajo fotográfico es sumamente amplio. Sin embargo había permanecido inédito, hasta que en 2013 la Cruz-Diez Art Foundation editó el libro Cruz-Diez en Blanco y Negro, que por primera vez mostraba públicamente al maestro en su faceta de fotógrafo. Desde entonces se han realizado muestras de su fotografía en Caracas, Nueva York, Buenos Aires, París y ahora Panamá, permitiendo un acercamiento nuevo al maestro del color.

 

Paradójicamente, la obra fotográfica de Cruz-Diez ha sido realizada casi enteramente en blanco y negro, alejada de los colores por cuya exploración ha ganado un espacio en el arte contemporáneo. Y es que para Cruz-Diez su obra artística y su obra fotográfica pertenecen a ámbitos diferentes: el arte es para él el espacio de la invención, mientras que la fotografía ha sido siempre su manera de explorar la realidad y detener un instante en el tiempo. En este sentido sitúa sus fotografías en el campo del registro y de la memoria, mientras concibe su arte en el campo de la creación de realidades nuevas.

 

Por supuesto, sus fotografías participan de su mirada de artista, esa que sabe ver, construir e interpretar la realidad. De modo que, aun en el ámbito del registro, sus fotografías encierran una manera de ver y una propuesta. Son fotografías compuestas, estructuradas a la manera de la pintura académica que Cruz-Diez estudió en Caracas y de la que luego se alejó decididamente para construir su propio discurso. En su obra plástica, el artista deja atrás las enseñanzas de la academia para crear algo nuevo y lograr lo que en los años 50 era su obsesión: hacer un aporte, por pequeño que fuera, a la historia del arte. Pero en sus fotografías sostiene un lenguaje compositivo académico, clásico, en el que las formas se ordenan en el espacio respetando patrones, líneas imaginarias y puntos de fuga.

 

Esto es relevante porque para Cruz-Diez una imagen fotográfica no es un resultado casual, sino la consecuencia de una decisión consiente del fotógrafo, que escoge un determinado encuadre y decide qué mostrar y qué dejar fuera en cada foto. Se trata por supuesto de fotografías analógicas y por tanto dependientes de un largo proceso que va desde la elección del motivo, la perspectiva y el encuadre, hasta el revelado y la copia en la que finalmente podía revisarse la foto como producto. La fotografía así concebida tiene su propio tiempo, que es de observación y reflexión pausada, para construir una imagen usando la cámara como instrumento.

 

París como centro y lugar de encuentro

 

Todas las fotografías escogidas para esta muestra pertenecen a los primeros años de Cruz-Diez en París, ciudad en la que se instaló definitivamente en 1960. Una vez establecidas las bases de su discurso plástico con la creación de los primeros Colores Aditivos y Fisicromías elaborados en Caracas en 1959, el artista se instaló en París con el objeto de presentar su propuesta en los grandes escenarios del arte universal y confrontarla con las de sus contemporáneos. Para entonces París era quizá el más importante centro de la cultura en el mundo y el espacio predilecto para el encuentro de músicos, escritores y artistas venidos de todas partes. En especial muchos latinoamericanos se reunían allí con creadores de toda Europa en lo que constituyó un momento de esplendor y efervescencia creativa.

 

En ese contexto Cruz-Diez hizo de París su centro de creación, desde el cual producía su obra y se movía hacia otras ciudades europeas para presentar su propio trabajo e interactuar con otros artistas y pensadores. Por esa razón las fotos de ese primer período se mueven entre la exploración curiosa de la ciudad, los testimonios de sus viajes por el resto de Europa y los retratos de sus amigos y colegas, como testigo y protagonista que era de aquellos años de experimentación e intercambio.

 

Pero las mismas inquietudes recorren todo el conjunto: no sólo el interés por la composición independientemente de si el motivo es una calle parisina o el retrato de un artista, sino una determinada búsqueda del contraste y la exploración de los matices, entre el blanco más puro y el negro más intenso. Si algo tienen en común estas fotografías es que la luz juega siempre un papel protagónico, como sin duda también ocurre en su obra plástica. Pareciera que en cada una de estas fotos, más allá de los objetos y personajes evidentemente retratados, se persiguiera crear una imagen de la luz y del espacio que ésta habita.

 

Si bien el maestro mantuvo por años estas fotografías apartadas de la mirada pública, interesado como estaba en que nada entorpeciera la difusión y comprensión de su propuesta plástica en torno al color, su reciente difusión permite ampliar la mirada sobre Cruz-Diez como un creador integral y un observador agudo de su entorno. Sus fotografías nos permiten adentrarnos en las búsquedas y obsesiones que lo han acompañado siempre, en los distintos ámbitos a los que lo han llevado su curiosidad y su actividad incansable. Contribuyen así a dibujar la figura completa del reconocido artista, ése que ha logrado crear una propuesta propia y ganar con ella un lugar en la historia del arte, a partir de la reflexión la investigación y la experimentación.”

 

Joel Bracho Ghersi

Panamá, septiembre del 2017.